Dedicar un espacio concreto para el trabajo no sólo fomenta la concentración sino que, además, evita el desorden... o por lo menos debería evitarlo, aunque al final los portátiles acaban posándose en los lugares más insospechados.
Pero... ¿dónde colocar un espacio para trabajar? Pocas veces tenemos la suerte de contar con una estancia independiente para ello.
En realidad, tampoco es necesario vivir en Buckingham Palace para organizar un rincón de trabajo funcional y coqueto. Lo único que hace falta es un lugar con la luz suficiente y algo de hueco para meter una balda, una mesa y alguna estantería.
Buscando hueco en el salón
Si tenemos un salón medianamente espacioso y con luz, puede que tengamos delante de las narices nuestro futuro despacho.
Basta con separar espacios con una estantería
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O aprovechar una ventana para colocar una mesa discreta y destinar alguna estantería del salón al trabajo
En Ikea, optan por integrar el espacio de trabajo en el salón, sin disimulos. Bien pensado, si elegimos bien los elementos, podemos convertirlo en un elemento decorativo muy eficaz.
Poner el despacho en el dormitorioPersonalmente, no es una alternativa que me entusiasme, porque prefiero separar entre zona de descanso y zona de trabajo pero hay mucha gente a la que le funciona y que prefiere destinar el salón, en vez del dormitorio, a la desconexión total.
Mirad qué idea:
Podemos separar el espacio con un panel o ¡incluso utilizar el cabecero de la cama!
Sobre todo, buscar algún truco para no ver el pc desde la cama... brbrb, sólo de pensarlo me dan escalofríos! jeje
¿Y debajo de la escalera?
Pues no es una idea del todo descabellada... bien acondicionada, una zona de paso puede ser todo un recurso para colocar nuestro despacho.
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Un abrazo y hasta la próxima
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